lunes, 14 de noviembre de 2011

9 de Septiembre de 2011 - La Concepción del Hombre según Sócrates, Platón, Aristóteles, Kant, Friedrich Hayek, Hegel, Homero.

La Concepción del Hombre
Sócrates                               
                                                                                                                                                              Para Sócrates el hombre es un ser esencialmente moral y que, por lo tanto debe ser respetuoso de las leyes. Su método, la mayéutica a través del cual Sócrates indaga al interlocutor , tratando temas como el bien, la valentía, la justicia, la piedad, va interrogando a sus discípulos tratando como tema aquello en que cada uno cree que consiste su esencia. Por ejemplo, Laques consideraba a si mismo un valiente. Sócrates le hacia preguntas, indagaba. A cada respuesta de su interlocutor Sócrates la refutaba con argumentaciones pertinentes hasta que la persona, en este caso Laques, quedaba sin poder decir palabra, pasmada. Era el momento preciso para que se produjera lo que Sócrates denominaba CATARSIS: la liberación de los prejuicios que preparaba a cada ser humano en el camino interior para hallarse a sí mismo.

En conclusión el hombre para Sócrates es un ser moral, reflexivo, racional, que debe trazar un camino personal e interior para la búsqueda de la verdad.

Sócrates fue considerado un “filosofo partero de almas e ideas, acompañando a su interlocutor en el camino de el autoconocimiento. ... “conócete a ti mismo” (Sócrates)

Platón

La concepción del hombre en Platón está también inspirada en la teoría de las Ideas. El hombre es el resultado de una unión "accidental" entre el alma, inmortal, y el cuerpo, material y corruptible, dos realidades distintas que se encuentran unidas en un solo ser de modo provisional, de tal modo que lo más propiamente humano que hay en el hombre es su alma, a la que le corresponde la función de gobernar, dirigir, la vida humana. Tanto la concepción del alma como la de sus funciones en relación con el cuerpo sufrirán diversas modificaciones a lo largo de la obra de Platón, aunque se mantendrá siempre la afirmación de su unión accidental.

Aristóteles                                                                                                                                  

Aristóteles considera al hombre como natural porque forma parte de la naturaleza, por lo que es causa de materia y forma; por lo tanto aplica la teoría hilemorfica defendiendo la unión sustancial entre cuerpo y alma. El alma es principio de vida y conocimiento racional y distingue 3 niveles de vida: actividades vegetativas, sensitivas y racionales e intelectivas (función superior absorbe a la inferior).

Funciones del alma intelectiva: -El entendimiento hace posible el conocimiento científico y el teórico. -Orientación hacia el conocimiento práctico, ambientado hacia el ámbito moral o al político ya que es fundamental para el hombre la búsqueda del bien para alcanzar la felicidad.

Aristóteles resalta la importancia del hombre porque dentro de los seres libres e inteligentes podemos dirigir nuestra conducta, formar nuestra voluntad y cumplir con las exigencias que nos pone la naturaleza.

Kant                                                                                                                                                      
Nos queda por conocer la respuesta de Kant a su tercera pregunta: «¿qué me cabe esperar?». Este «qué» guarda relación con el destino último del hombre, con la finalidad a la que apuntan todas las acciones morales. La religión es la respuesta, aunque no se agote en la mera dimensión religiosa. El fin al que apunta la religión implica y exige la acción social y política para hacerse realidad en la historia, a través del tiempo.
1. Concepto kantiano del ser humano
a)   Kant aplica la distinción fenómeno-noúmeno para explicar en qué consiste el hombre. En tanto que fenómeno, el hombre está sometido a las mismas leyes matemático-físico-biológicas de la naturaleza, y su comportamiento se explica como el de los demás objetos del mundo físico; en tanto que noúmeno, el hombre es un ser libre y pertenece al ámbito de lo inteligible, de la moral. En este ámbito rigen las ideas de la moralidad y de la libertad, cognoscibles por la razón práctica, como hemos visto.

b)   El hombre tiene tres disposiciones fundamentales: i) disposición a la animalidad, que explica la capacidad técnica del hombre; ii) disposición a la humanidad, que explica su pragmatismo; iii) disposición a ser persona, que explica su capacidad moral.

c)   Estas tres facultades o dimensiones son un reflejo de la estructura radical y constitutiva del hombre: su faceta empírico-sensible y su dimensión ético-social. La primera muestra al hombre en tanto individuo egoísta, cerrado sobre sí, como un objeto más entre otros. Son los aspectos que hacen del hombre, a veces, un ser poco social o antisocial. La segunda faceta, la dimensión ético-social, incluye todos los aspectos que inducen al ser humano a formar parte de una comunidad, a relacionarse con otros individuos que son fines en sí mismos también -el reino de los fines-. Según esto, el ser humano para Kant viene caracterizado por una «insociable sociabilidad» o una «sociable insociabilidad».

Un concepto tan rico de ser humano como el de Kant lleva a considerar la historia y la religión como las dos dimensiones últimas en las que puede darse la realización humana.

Friedrich Hayek                                                                                                                                    

El hombre es un individuo. Hayek define su visión del hombre como un "verdadero individualismo" de carácter "irracionalista", en oposición al "falso individualismo" racionalista (1986). Su postura es de carácter nominalista. En su concepción del hombre y la sociedad acepta, parcialmente, el supuesto ontológico sobre el carácter agregatorio de la realidad, la cual no estaría formada por totalidades. La realidad sería la suma de elementos, individuos y acontecimientos coincidentes consigo mismo y que se relacionan externamente. Esta concepción está en la base de la concepción mecanicista del hombre y la sociedad de Hobbes. Su presencia en la teoría de Hayek se debería a la influencia de Popper y a la necesidad de rechazar cualquier argumento en el cual la sociedad aparece como sujeto de deberes. Popper lo formula como criterio teórico-metodológico del "individualismo metodológico". Dice: "todos los fenómenos sociales, y especialmente el funcionamiento de las instituciones sociales, debe ser siempre considerado el resultado de las decisiones, acciones, actitudes de los individuos humanos, y nunca debemos conformarnos con las explicaciones elaboradas en función de los llamados "colectivos" (Estados, naciones, razas, etc.)" (Popper 1981, p. 283). En otro texto señala que "la creencia en la existencia empírica de conjuntos o colectivos sociales, a la que podríamos llamar colectivismo ingenuo, debe ser remplazada por el requisito de que los fenómenos sociales, inclusive los colectivos, sean analizados en función de los individuos, sus acciones y relaciones" (Popper 1989, p. 403).

Hegel                                                                                                                                                

Supera a sus predecesores en sistematización, amplitud y coherencia de pensamiento. El Absoluto es la Idea ya que "todo lo racional" es una Idea que se piensa a sí misma en todo lo real, también en la Naturaleza pero que se revela a sí misma sólo en el hombre que por eso queda definido como autoconciencia, el ser donde la Idea o Absoluto se hace consciente de sí misma.

De ahí la suprema importancia del hombre, por una parte, aunque por la otra contempla como un momento del desarrollo dialéctico de la Idea-Todo.  Ve también en la manifestación de la Idea en sus tres fases: espíritu subjetivo; el Espíritu en cuanto cognoscente por tres grados: alma, conciencia, razón, en busca de la libertad; el espíritu objetivo que se hace presente primero en la familia, luego en la sociedad, por fin en el Estado, grado último al que quedan subordinados los otros dos, ya que es la suprema manifestación de la racionalidad.

Da una peligrosa prevalecía al estado sobre la sociedad, la familia y el individuo que ha inspirado muchas dictaduras.

El espíritu Absoluto se manifiesta en el Arte, la religión y la Filosofía. El hombre perfecto no es el religioso sino el filósofo que profesa el Idealismo absoluto.


Homero                                                                                                                                                  

En la de Homero (s. VIII-VIIa.C) falta todavía la conciencia de la unidad y la autonomía de la vida psíquica del hombre.

  • Las decisiones humanas se relacionan inmediatamente con decisiones de los dioses.
    En los trágicos griegos, el hombre se debate entre sus pasiones, su conciencia de libertad y la sensación de un destino que se cumple inexorablemente y que acaba con la muerte siempre misteriosa.

Los Filósofos Presocráticos                                                                                                                 

No se plantearon directamente la pregunta por el hombre porque la primera admiración se la causaron los fenómenos de la naturaleza y se preguntaron cuál era el principio último de fenómenos naturales tan distintos como los que observaban.

Los Estoicos                                                                                                                                           

La doctrina estoica no se preocupa tanto de saber que es el hombre sino sólo como debe vivir para alcanzar la felicidad; es una ética que exige rígidamente el dominio de las pasiones y los afectos para conformarse a la razón.

Es también una doctrina optimista porque si todo está regido por un Logos, no podrá suceder menos de lo mejor, lo ordenado y lo perfecto.

El conocimiento de la Lógica, de la Física y de la Ética es el medio más eficaz para curar las pasiones y alcanzar el perfecto equilibrio racional.


Epicureísmo                                                                                                                         

Antropología mucho más pragmática.
Enseñaba a los hombres a disfrutar prudentemente de los placeres sensibles de la vida, a evitar el dolor cuanto se pueda, a lograr un cierto sosiego para poder disfrutar mejor de cuanto la vida ofrece, sabiendo que al final llegará la muerte.


Escepticismo                                                                                                                                    

Como consecuencia del pluralismo de interpretaciones sobre el hombre y sobre la naturaleza, brotó esta actitud crítica por la que el hombre sabe que no sabe y por eso ni se decide ni se compromete y así obtiene una indiferencia fuente de paz, de tranquilidad y de felicidad.

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